Tratamientos efectivos de cara a la rehabilitación de una rotura de tendón de Aquiles

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El tendón de Aquiles es el más grande y fuerte del cuerpo humano, y se encuentra en la parte posterior del tobillo, conectando el músculo de la pantorrilla con el hueso del talón. Su función es transmitir la fuerza del músculo para permitir el movimiento del pie y la estabilidad del tobillo.

La rotura de tendón de Aquiles es una lesión muy dolorosa y que afecta a la capacidad de caminar y realizar actividades físicas. Se produce cuando el tendón se somete a una tensión excesiva, generalmente al realizar un movimiento brusco o una flexión exagerada del tobillo. También puede ocurrir debido a la degeneración del tendón por la edad o el uso excesivo.

Los deportistas que practican deportes de impacto como el baloncesto, el fútbol o el tenis, son especialmente propensos a sufrir una rotura de tendón de Aquiles, pero también puede ocurrir en personas sedentarias si no se cuida adecuadamente el tendón.

Síntomas de la rotura de tendón de Aquiles

Los síntomas de una rotura de tendón de Aquiles incluyen:

  • Dolor agudo en la parte posterior del tobillo
  • Hinchazón
  • Dificultad para caminar
  • Sensación de haber recibido un golpe en el talón
  • En algunos casos, se puede sentir un chasquido en el momento de la lesión

Es importante acudir a un especialista en fisioterapia para que evalúe la gravedad de la lesión y determine el mejor tratamiento. En algunos casos, se puede requerir una intervención quirúrgica.

Tratamiento de la rotura de tendón de Aquiles

Ante una rotura de tendón de Aquiles, nos encontramos dos opciones fundamentales: la cirugía o el abordaje conservador con inmovilización con yeso rígido o con ortesis funcionales que mantengan el contacto entre los dos extremos de la rotura y faciliten la cicatrización.

Aunque la cirugía esté asociada a un mayor riesgo de infección, se considera la primera opción de tratamiento complementada con una posterior rehabilitación para disminuir el riesgo de re-rupturas. Tras la cirugía, el paciente llevará una inmovilización en forma de escayola o de ortesis que limite la flexión dorsal. Aun así, debemos comenzar con una rehabilitación funcional que incluya la movilización y el apoyo precoz, pues con este abordaje los pacientes refieren menor edema, mayor habilidad para cargar peso y una más rápida reeducación de la marcha.

En la literatura disponemos de protocolos como los de Fowler Kennedy, Indiana Total Therapy y Ballart orthopaedics, aunque no hay consenso sobre cuál es mejor. De hecho, a nivel práctico nos guiaremos por el razonamiento clínico respetando la progresión y la respuesta de cada paciente a las distintas fases de recuperación.

Rehabilitación de la rotura de tendón de Aquiles

El objetivo de un especialista en rehabilitación ante una rotura de tendón de Aquiles es recuperar la fuerza, la movilidad, la estabilidad y la funcionalidad del tobillo, así como prevenir posibles complicaciones o recaídas. Para ello, se pueden realizar ejercicios específicos para fortalecer el músculo de la pantorrilla y el tendón de Aquiles, así como ejercicios de estiramiento para mejorar la flexibilidad.

En las primeras fases post-quirúrgicas, el trabajo debe ir enfocado al control del dolor y la inflamación (técnicas de drenaje), atrofia muscular (electroestimulación con activación isométrica suave de tríceps sural), movilidad de tobillo tolerada (sin ganar flexión dorsal), fuerza de los estabilizadores de cadera y rodilla (ejercicios de abducción de cadera, elevación de la pierna recta, curl de isquiotibiales, trabajo de glúteo mayor, etc.), y reentrenamiento de la estabilidad lumbopélvica (trabajo del core, disociación, etc.).

Una vez se retire la inmovilización, el primer objetivo será ganar la movilidad del tobillo-pie, de manera activa y pasiva, respetando la tolerancia del paciente (flexión plantar y dorsal activa, dibujar círculos en el aire con el tobillo, etc.). Igualmente, deberemos empezar con el trabajo de fuerza y neuromuscular, teniendo como pronóstico la realización de las actividades de la vida diaria a las 4-6 semanas.

Será también necesario mostrar atención a estructuras perilesionales como el nervio sural, el tríceps sural y los flexores de los dedos y primer dedo, articulaciones como la subastragalina o la mortaja tibioperonea-astragalina, y la propia cicatriz, ya que pueden ser fuente de dolor o limitación de la movilidad.

En las fases más avanzadas, se introducirán ejercicios de equilibrio y propiocepción, así como ejercicios de potencia y velocidad, para preparar al paciente para el retorno al deporte. Se recomienda el uso de superficies inestables, bandas elásticas, plataformas vibratorias, saltos, carreras, cambios de dirección, etc.

Readaptación deportiva tras rotura de tendón de Aquiles

La readaptación deportiva tras una rotura de tendón de Aquiles es el último paso de la recuperación, y consiste en adaptar el entrenamiento a las exigencias específicas del deporte que se practica. Para ello, se debe tener en cuenta el nivel de rendimiento previo a la lesión, el tipo de gestos técnicos, la frecuencia e intensidad de la actividad, y el riesgo de re-lesión.

Se debe realizar una valoración funcional del tobillo, así como una prueba de esfuerzo, para determinar el estado físico del paciente y establecer unos objetivos realistas y personalizados. Se debe progresar de forma gradual y controlada, respetando los tiempos de recuperación y evitando el sobreentrenamiento.

Se debe prestar especial atención a la prevención de lesiones, mediante el calentamiento adecuado, el uso de material deportivo apropiado, el cuidado de la alimentación e hidratación, y la realización de ejercicios de mantenimiento de la fuerza, la movilidad y la estabilidad del tobillo.