Más accesible, más amplia, más agradable, más verde y con mejores infraestructuras. Así será la plaza del Cura González –la popularmente conocida como plaza de la Iglesia de Santomera– a partir del próximo verano, cuando finalice el proyecto para su remodelación, presentado esta mañana por la alcaldesa, Inma Sánchez Roca, su primer teniente, Javier Campillo, los también ediles Antonio Castillo y Paloma Cánovas y Andrés Rojo, de HA_HA, el estudio de arquitectura y urbanismo sostenibles encargado de elaborar el proyecto junto a Ecoproyecta.
Los trabajos, ya adjudicados a la mercantil CHM Obras e Infraestructuras SA, comenzarán después de Semana Santa, con el objetivo de no interferir en el normal desarrollo de las procesiones. Cuentan con un plazo de ejecución de cuatro meses y un presupuesto que asciende a 528.021,86 euros. Esta cantidad será asumida a partes casi iguales por el Ayuntamiento (257.443,86 euros) y la Comunidad Autónoma (270.578), a través del Plan de Obras y Servicios 2022-2023.
Aunque la intervención se centra en la plaza, una de las más icónicas del municipio, se extenderá también a las calles aledañas Fernando Giner, del Cine, Fuensanta, José Espinosa e Iglesia. En todas ellas, como en la propia plaza, se repondrán los servicios básicos de pavimento, alumbrado, saneamiento y abastecimiento de agua potable. Además, se reorganizará toda la explanada ubicada frente al templo parroquial de Nuestra Señora del Rosario, del siglo XIX, concediendo más importancia a la vegetación y, al mismo tiempo, optimizando el espacio de encuentro para las actividades litúrgicas.
Como resultado, la plaza quedará dividida en dos grandes zonas: una verde, que servirá como lugar de esparcimiento y barrera de arbolado ante la contaminación atmosférica, sonora y visual de la adyacente carretera de Alicante (N-340); y otra, más próxima al templo, que ofrecerá un espacio más despejado y conveniente para el tránsito peatonal, el encuentro vecinal, las procesiones de Semana Santa, las ofrendas a la patrona o las restantes celebraciones religiosas que se trasladen o tengan continuidad al aire libre.
La plaza mantendrá toda la vegetación de la que dispone en la actualidad, pero se modificará la disposición de los parterres, sustituidos donde proceda por alcorques. Además, se plantarán nuevos árboles, arbustos, tapizantes y aromáticas, todos de especies autóctonas, típicas de la huerta murciana. Se construirá además un nuevo parterre en uno de los laterales del templo –en la calle José Espinosa– y se rectificarán las pendientes para encauzar las aguas pluviales hacia la masa verde, como estrategia de drenaje sostenible, aliviando así los problemas de humedad que afectan a las viviendas colindantes.
La eliminación de barreras arquitectónicas y la instalación de nuevo pavimento, con direccionales y botoneras para personas invidentes, permitirá mejorar también la accesibilidad. También contribuirá a embellecer el entorno y, mediante contraste colorimétrico, se destacará el contorno de la iglesia, simulando el efecto de una alfombra. El templo ganará presencia igualmente gracias a un juego de perspectivas que focalizará la mirada hacia la entrada de la iglesia.