La Noche de los Tambores, catalogada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO y de Interés Turístico Internacional, reúne a miles de personas que se concentran en la plaza del Ayuntamiento ataviados con sus túnicas negras y tambores. Unos minutos antes de la medianoche la oscuridad inunda la plaza y los tamboristas elevan los palillos sobre sus cabezas, en señal de que no batirán sus tambores hasta que el viejo reloj público dé las doce, como marca la tradición. De pronto, comienza a sonar la Llamada a la Tamborada y, tras ella, suena la primera campanada del reloj que marca la medianoche. Es entonces cuando miles de tambores se funden en un estruendo que hace vibrar la ciudad.
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