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La baja visión en España y la importancia de periodizar nuestra salud ocular

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En España, la calidad visual no es para tirar cohetes. Según los informes generales, el 72% de los españoles padece algún problema de visión, pero el 22% –incluido el 60% de los jóvenes que tiene miopía– no ha acudido nunca a revisión. Fruto de ello, algunos problemas visuales pueden agravarse peligrosamente como sucede con la baja visión. Una discapacidad visual incorregible que, se estima, sufren 2 millones de españoles.   

Aprendiendo a mirar por nuestros ojos 

Los especialistas, además de llevar una vida sana, recomiendan por lo general acudir al oftalmólogo cada dos años –o anualmente en los casos más graves. Pese a ello, y junto a los problemas de visión que ampliamente se presentan en el mundo, muchos deciden no ir a revisión. Acarreando así muy malas consecuencias para nuestra salud ocular. A veces, sin posibilidad de reparar o contener el daño en nuestra visión. 

Ese es el caso de la mencionada baja visión, cuyo tratamiento se sirve básicamente de ayudas visuales para aligerar las dificultades vitales y diarias que deben afrontar sus pacientes durante su rehabilitación. Aunque se trate de un problema incorregible, manifestando cuán importante es educar a la población para atender a la salud de sus ojos. Un órgano esencial para la vida, bajo el punto de mira en nuestro país.  

Una visión frágil y consumida por la era digital 

Según el Estudio sobre la Visión en España (2017), relacionado con el grupo Aier Eye International, más del 70% de los españoles tiene algún problema de visión. Entre los más frecuentes, casi la mitad de la población (44,5%) padece de vista cansada o presbicia. Aunque afecciones como la miopía (29%), la hipermetropía (sobre el 25%) y el astigmatismo (7,8%) son también comunes en la lista. Y, más aún, hoy en día.  

Como apuntó el estudio, al menos el 60% de los jóvenes en España tiene miopía. Un problema relacionado con el exceso de tiempo ante la pantalla y el sedentarismo, que acota el entorno vital. De hecho, el 70% de los españoles padece síndrome visual informático, según el Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Catalunya (2014). Una serie de afecciones oculares fruto del uso intensivo de móviles y ordenadores. 

La importancia de acudir a revisión 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de la estimación de 2.200 millones de individuos en el mundo, más de 1.000 millones de casos de deficiencia visual o ceguera podrían haberse evitado con tratamiento alrededor del mundo. Aunque el problema es notorio en los países faltos de un buen sistema sanitario, en países como España la reticencia a tratar la salud ocular es una realidad muy problemática.   

Y es que, según los estudios citados, se estima que el 22% de los españoles nunca ha acudido a revisarse los ojos. Un error que, en casos de problemas oculares de la gravedad del glaucoma, podría complicar una dolencia hasta la ceguera irreversible. Motivo por el que asistir a revisiones con regularidad –anualmente a partir de los 45 años– es de vital importancia para preservar nuestra visión y evitar futuros problemas.  

La baja visión, mayoritaria entre las discapacidades visuales 

Situando el envejecimiento y la diabetes como mayores factores de riesgo, el 94% del total de aquejados de la vista en España presenta baja visión. También conocida como hipovisión y que padecen casi 921.000 españoles –aunque se estiman unos 2 millones–, una pérdida incorregible de la capacidad visual. En la que ni las gafas o las lentillas, así como tampoco los fármacos ni la cirugía, pueden revertir el problema. 

En su lugar, la mayoría de tratamientos disponibles para la baja visión son en realidad actividades de rehabilitación para mejorar la calidad de vida y contener o reprimir la privación visual del paciente en la medida de lo posible. Durante el proceso, además, es posible recurrir a otras herramientas o ayudas visuales ópticas y no ópticas. Que van desde el uso de sistemas biópticos y filtros hasta flexos de luz y relojes parlantes. 

Causas y síntomas de la hipovisión 

Aunque la edad y los niveles de glucosa son sus principales banderas rojas, existen más factores que pueden causar baja visión. Entre los que se encuentra un repertorio que abarca desde el glaucoma y la degeneración macular hasta las enfermedades hereditarias y los defectos congénitos. En todo caso, un problema sin prevención, pero que, de detectarse, puede contenerse aprovechando zonas oculares aún sanas. 

Para ello, la baja visión puede manifestarse a través de distintos síntomas que pueden ayudarnos a identificarla. Como lo son la visión borrosa o la dificultad para leer y/o escribir, reconocer caras, conducir o ver la televisión. Un compendio de problemas que afectan al día a día de quienes padecen esta dolencia. En casi todos los casos, limitando el desarrollo y la realización personal del individuo con mucha gravedad.   

Como se ha mencionado, el único modo de convivir con la baja visión debe pasar en un primer lugar por un proceso de detección y prevención. Es decir, estar al día con las pertinentes revisiones por parte de especialistas cuando sea necesario. Y, una vez diagnosticada, recurrir a ayudas visuales que faciliten el día a día del paciente. Siendo crucial acudir a un centro óptico especializado en esta discapacidad visual.  

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