Resistirse a un pan recién horneado es para valientes. La idea de comer una rebanada crujiente en la corteza y blanda en el centro es la meta de todos los amantes del pan fresco. Existen ocasiones en las que las reservas que tenemos en casa se ponen duras y se desmorona con facilidad, esto se debe a que ya el tiempo de preservación ha expirado y pronto no estará apto para el consumo humano.
Existen pequeños trucos para alargar la vida de un pan. No siempre podemos ir a primera hora a la panadería a comprar apenas salga del horno y desayunar como reyes. Sin embargo, sí podemos utilizar algunas ideas para que nuestro pan luzca y sepa sabroso sin importar que no sea del mismo día.
Humedece tus manos: Antes de consumirlo puedes humedecer tus manos y frotarlas sobre la barra de pan, luego mételo al horno por 5 minutos a temperatura media baja, con este truco volverá a ser el pan fresco que compraste en la tienda. Tibio y de buen sabor.
Sin plástico: Evita guardar el pan en bolsas de plástico, además de generar humedad aumenta la proliferación de moho y acelera el proceso de descomposición. Procura guardarlo en bolsas de papel o de tela con cierre.
Congelar: Si debes guardar el pan por más tiempo del común, puedes guardarlo en el refrigerador envuelto en papel de aluminio o en una bolsa plástica con cierre hermético. Cuando lo vayas a consumir solo debes descongelar y llevar al horno por 10 minutos a temperatura media. Es importante saber que no puedes volver a congelar un pan que ya fue descongelado.